27/03/2023. ABR. Comunicació: promocio@doplaillevant.com

El concepto de economía circular es usado desde la década de los 70 cuando se empezaron a popularizar los conocimientos aportados sobre el mundo natural por la ecología. La organización de los organismos, en los ecosistemas, se basa en dos ciclos: el de la materia y el de la energía. El de la materia es cerrado, los mismos materiales pueden ser usados una y otra vez. El de energía está abierto, la energía se degrada y no puede ser reutilizada, por tanto es importante conseguir fuentes de energía que la puedan regenerar (sol, viento, mareas). Los objetivos básicos del proyecto de economía circular se basan en la imitación del funcionamiento de la naturaleza.
La economía circular se concreta en tres aspectos: ambiental, social y económico. Respecto al ambiente no es posible seguir indefinidamente en la práctica de usar y tirar, puesto que los recursos son limitados. La preocupación social es la necesaria sensibilización sobre los recursos naturales y la forma de usarlos y, especialmente, adoptar prácticas responsables y respetuosas con el ambiente. Por último, todas estas prácticas deben tener en cuenta que deben representar ventajas económicas para la sociedad. Y, en conjunto, tener la satisfacción de participar en un proceso de cambio hacia un mejor aprovechamiento respecto a los recursos que precisamos. Recordemos que ecología y economía tienen la misma raíz etimológica.
Es necesario realizar mucho trabajo para conseguir estos objetivos. La preocupación social es básica para sensibilizarnos respecto a los materiales, pero no basta con ser sensibles, debemos llevar a la práctica comportamientos adecuados para conseguir estos fines. También debe tenerse en cuenta que estos cambios precisan de nuevos enfoques distintos al que se ha hecho hasta ahora. En este punto ciencia, tecnología y sociedad deben ir de la mano. La ciencia que logra avances, la tecnología que les aplica a la sociedad. Un aspecto concreto, para pasar del usar y tirar al reciclar se precisa el uso de nuevos materiales que sean pensados para ser reutilizados y no desechables. Y siempre se debe conseguir el menor impacto económico en el bolsillo de los usuarios, si bien debemos ser conscientes de que estos cambios representarán un coste

Las empresas jugarán y juegan ya un importante papel para llegar a cambios significativos. Ya existen empresas en todo el mundo que los aplican: Renault, Philips, Ikea, H&M. El sector del vino desde tiempo atrás lleva adoptando cambios en este sentido. De momento, de forma individual cada una de las bodegas va implementando aspectos que van en la línea de un mayor aprovechamiento de recursos. Estas actuaciones podrían concretarse en:
- Práctica de agricultura ecológica. Aunque existan bodegas que no están certificadas como tales, la mayoría adoptan medidas exigidas por las prácticas conocidas como ecológicas, como el uso de productos químicos autorizados, no uso de herbicidas y otras.
- Ahorro energético. Se concreta en dos aspectos: uso de placas fotovoltaicas para generación de energía y agua caliente. Iluminación regulada de los espacios de las bodegas. Iluminación LED.
- Por otra parte, adecuación de los edificios para mejorar las condiciones de control de las temperaturas internas de los locales mediante eficaces aislamiento.
- Utilización de botellas con menor contenido de vidrio.
- Reciclaje en viñedos y bodegas de plástico, vidrio y papel.
- Uso de papel, cartones y etiquetas con materiales reciclados.
- Transformación del material orgánico de los viñedos y bodegas procedente de podas, podadas, vendimia, prensado en compost.
Todas estas medidas están muy bien, pero deben considerarse un primer paso. Es preciso que estas iniciativas les apliquen todas las bodegas y es necesario crear una guía de buenas prácticas que sirva de orientación. Y convendría que las bodegas que cumplen las prácticas adecuadas tengan estímulos económicos adecuados.
Por último se presenta un proyecto de economía circular que todavía está en fase de diseño y que tiene como objetivo el reciclaje de las botellas de vino. El proyecto se llama reWINE. Y desde ciertos tiempos atrás ya se está aplicando en Cataluña. En Mallorca se calcula que se usan anualmente unos cinco millones de botellas de vino que si se pudieran reciclar significarían un ahorro económico importante y desde el punto de vista ambiental eliminaría 2K
de CO2 per botella reciclada, crearia llocs de feina i es disminuiria la dependència de l’exterior. Seguirem parlant d’aquest projecte
