Maridaje de primavera en Can March de Manacor con vinos de Can Majoral de Algaida

19/06/2023. Miquel Gelabert, Mireia Oliver, Bàrbara Mesquida, ABR. Comunicación: promocio@doplaillevant.com

La primavera enseñaba los primeros días cálidos de finales de mayo en el que el gusto pedía otro tipo de comida, más ligera, más tibia que caliente. Con verduras que a la primavera tienen su mejor expresión. Miquel Gelabert, chef del restaurante y Mireia Oliver, enóloga de Can Majoral, se pusieron a cuatro manos a elaborar la propuesta. Y hablando decidieron incluir una sorpresa: la presencia de una invitada: Bàrbara Mesquida de Porreres, propietaria de la bodega Mesquida Mora, elaboradora de excelentes vinos. A Mireia y a Bàrbara les gusta presentar vinos en pareja. El maridaje resultó redondo. Por la calidad de los platos, la calidad de los vinos y la amenidad con la que las enólogas comentaron los vinos a la hora de presentarlos.

Sopa de albaricoque de Porreres con pan, sobrasada y azúcar, maridado con Galdent (blanco)

El albericoque es como un símbolo de el paso de la primavera al verano. Maduran en el árbol con su color vivo que pone un punto entre las hojas verdes. Un gusto morderlo y sentir sus jugos dulces que en Can March han dado vida a la sopa acompañada de pan, sobrasada y azúcar, como un retorno a aquella infancia en la que se vivía cerca de la natura.

Harmoniza muy bien el plato con el Galdent, un vino monovarietal de viognier, variedad extremadamente perfumada a las frutas de verano, albaricoque, melocotón y níspero.

Granada de berenjena y carne con pimiento rojo y salsa de tomate maridado con Gorgollassa (negro) de la bodega Mesquida Mora

La berenjena, no se si es por su color, pero encuentro que siempre pone un punto de contraste serio en las comidas. La pulpa se derrite en la boca. El pimiento y la salsa de tomate ponen el punto de alegría justa.

Bàrbara Mesquida ha contribuido al plato con un vino negro de la variedad Gorgollassa que no hace mucho tiempo esta autorizada y que pide un lugar a la mesa del Callet y el Manto Negro, una tríada que se va abriendo paso entre los consumidores para adaptarse a los gustos actuales de vinos negros ligeros, de taninos suaves, de masera poco marcada, pero con buena estructura.

Negrito con crema de patata y Padrón con migas de butifarrón, alcachofa negra y aceite de hinojo maridado con Capgiró (blanco)

El negrito es un pescado blanco de gusto suave al que acompaña mucho la crema de patata y al que Miquel ha puesto un punto de contraste notable con el Padrón, el butifarrón y la alcachofa negra.

El maridaje se hace con Capgiró monovarietal de giró ros, la variedad destinada a dar días de gloria a los vinos mallorquines. Una variedad que seguro será exportada (ya lo ha estado) y cultivada en otros lugares. Un vino blanco que al tener crianza en bota adquiere cuerpo, estructura y textura comparable a la que ofrecen los vinos negros. Tiene una gran carga de fruta, aromático. Con muchos matices. Ideal para presentar con platos de sabores diversificados.

Terrina de cordero con dátiles, cuscús de verdura y salsa de especias maridado con S’Heretat (negro)

El cordero debe ser la carne mallorquina por excelencia, junto al cerdo, cierto pero que desde siglos atrás siempre es preparado de maneras y formas diferentes: dentro de las empanadas, relleno, a la brasa o con hierbas. Miquel Gelabert en esta ocasión lo ha presentado con aires del norte de África: dátiles, cuscús, especias… Fácil imaginarse bajo un cielo estrellado…

A la suavidad del plato da respuesta S’Heretat, un vino negro hecho de callet con pequeños aportes de variedades internacionales para completar su estructura. La uva se recolectó muy madura per que ofreciera los aromas de fruta muy madura y confitada. La carne comparte sabores con los vinos negros, el vino y los dátiles comparten aromas y la madera de las botas ha dado el toque especiado. Un maridaje completo.

Crema de canela con piña caramelizada y pastel de chocolate maridado con Vin Blanc (dulce)

Final dulce de crema, fruta y pastel al que da respuesta el Vin Blanc, un clásico medieval que ha cruzado los tiempos para ser conservado en pocas bodegas. Se trata de un vino hecho con moscatel. Vino cocido. Con gran paciencia se tiene que calentar con el objetivo de que se vayan concentrando los sabores al evaporarse el agua. Aproximadamente el mosto se reduce a la mitad. Se acompaña de frutas que le dan un toque especial.