Los retos del vino en un futuro próximo: el cambio climático

18/07/2023. ABR. Comunicación: promocio@doplaillevant.com

El mundo del vino está preocupado por los retos a los que debe afrontar no en un futuro próximo, sino ya en la actualidad. Pero superar crisis y retos no es una situación nueva, sino una constante para este sector. Un alimento del que tenemos conocimiento desde hace seis mil años ha tenido que pasar muchas situaciones comprometidas para llegar hasta aquí. En el XIX: el cigarrero, el oídio y la filoxera; las grandes sacudidas sociales del XX, que nos han llevado al XXI con nuevos retos que superar: el cambio climático, la sostenibilidad, la relación entre vino y salud o nuevas enfermedades y plagas. Podemos ser optimistas porque si se han superado estas situaciones por qué no de éstas? No queda más remedio que hacerlo, pero a base de trabajo y esfuerzo. Analizamos en un grupo de artículos los retos y posibles acciones a emprender.

El cambio climático, posiblemente es el problema que está actualmente en boca de todos y suscita la máxima preocupación, especialmente, por un conjunto de fenómenos atmosféricos cada vez más frecuentes, como es el notable aumento de temperatura que se ha registrado en los últimos tiempos, fenómenos catastróficos, como las inundaciones, sequías, heladas, tormentas, ventadas. El tema es preocupante porque aunque el viñedo está muy bien adaptado a las condiciones de vida mediterránea, puede soportar temperaturas y ciertas condiciones de sequía, un aspecto importante es que pueden afectar a la producción del viñedo y a la calidad de los vinos. El calentamiento ha provocado el avance de la vendimia al influir sobre la velocidad de maduración de las uvas, aspecto éste que es fundamental por la calidad de los vinos. Recordemos que los componentes de los granos de uva: hollejo, pulpa y semillas, no maduran exactamente en el mismo momento. Una maduración simultánea es importante para conseguir buenos vinos. Al madurar la pulpa aumenta el contenido en azúcar y baja el acidez. Son necesarios los dos componentes, el azúcar da grado alcohólico y el acidez mejora la calidad de las uvas y hace que los vinos tengan una vida más larga. El aumento de temperatura altera ese equilibrio.

En todo el mundo se toman medidas para luchar en contra de los efectos de la temperatura excesiva. Se cultivan viñedos a más altura, se plantan viñedos en lugares donde antes no se cultivaban o se estudia la topografía de los terrenos para conseguir las orientaciones más adecuadas. En Mallorca es difícil poder tomar estas medidas, el territorio es muy limitado y no ofrece muchas oportunidades al respecto. Las medidas a aplicar afectan más a las prácticas agrícolas. Se ha puesto en práctica en ciertos lugares efectuar una poda previa y en cuanto las cepas comienzan a brotar, efectuar una segunda poda con el objetivo de retrasar la maduración de las uvas a fin de que ésta no coincida con el momento de las temperaturas más altas del verano. Otro efecto es evitar que en el período más habitual de las heladas la planta aún no haya quitado las partes más sensibles. Al podar se intenta que las hojas protejan las uvas de la máxima insolación y que el aire pueda circular entre hojas y sarmiento y contribuya a evitar el exceso de humedad en el interior, con el objetivo de dificultar las enfermedades fúngicas.

La gestión del agua es otro aspecto fundamental. El cambio climático provoca fenómenos exagerados que se hacen cada vez más habituales, sequías o inundaciones descontroladas, heladas, picos de temperatura en épocas no habituales. Los viñedos están habituados al cultivo en seco, aunque las condiciones adversas hacen que sea habitual el riego. De hecho, aunque en el Pla i Llevant esté prohibido el riego, cada año, ante las sequías de verano que amenazan la vida de las plantas, especialmente las más jóvenes, se autoriza la práctica del riego, pero son muchos los viñedos que se hace completamente en seco. La poda de invierno, la poda en verde, sombrear las uvas en las cepas o, incluso, sombrear los viñedos de diversas maneras, mediante paneles fotovoltaicos, por ejemplo pretende conseguir la disminución de la evaporación. La práctica más aplicada en la isla es el arado superficial con cultivadores del suelo para romper los capilares de evaporación del agua.

Una de las consecuencias más imprevisibles del cambio climático es que al cambiar las condiciones físicas del medio existen diversas especies de organismos que pueden obtener ciertas ventajas adaptativas y al no encontrar enemigos directos se pueden convertir en nuevas enfermedades y plagas.

Un campo de investigación que se está desarrollando de forma rápida e intensa tiene como objetivo conseguir nuevas variedades de cepas que sean resistentes a fenómenos adversos: calor, frío, sequía o enfermedades. Ver el artículo anterior. Algunos ejemplos de estas variedades como Muscaris o Souvignier Gris resistentes a enfermedades fúngicas con buena tolerancia al calor y sequía. Por último, en el cuadro final se puede ver la variedad Prior, adecuada para resistir el estrés hídrico y calor, muy adecuada para los veranos mediterráneos. Para conseguir este híbrido se han ido cruzando más de setenta variedades, también híbridas, en busca del genoma (ADN) más adecuado.