Annus horribilis.

31/08/2020. ABR. Comunicación: videmallorca@gmail.com

Efectos del pedrisco sobre la viña. Granizada de final de agosto 2020. Foto Miquel Gelabert.

Que este ha sido y es un año difícil no precisa de muchas explicaciones. El coronavirus nos ha cambiado la forma que teníamos de vivir y aún no vemos el final del túnel en el que nos hallamos. Tenemos planteados tres tipos de problemas: sanitario, económico y la incertidumbre ante el futuro. .

El vino participa de estos problemas. Especialmente de los dos últimos. Cuando salieron las primeras noticias del nuevo virus hubo una cierta incredulidad, se pensaba que se trataba de exageraciones, como ha pasado otras veces. Cuando se decretó el confinamiento de toda la población la reacción fue de perplejidad y desconcierto. Este desconcierto golpeó de manera directa a las bodegas. Se encontraron de un día para otro sin ninguna venta de vino. Se estaba a las puertas de la temporada turística cuando distribuidores, restaurantes y hoteles hacen sus pedidos importantes. Y no llegaba ninguna petición. Se reaccionó de manera entusiasta con grandes campañas de llevar al vino a las casas particulares y todo un conjunto de acciones bien intencionadas, tomando decisiones e iniciativas sobre la marcha. Las redes sociales fueron ganando protagonismo: catas virtuales, ofertas, emisiones en directo. El problema económico es inmenso.

Viticultores observando cepas atacadas por Xylella.

Las bodegas se encontraban a pocos meses de comenzar la campaña de vendimia con los depóesitos llenos de vino y sin espacio para recibir el nuevo mosto que llegaría a mitad del verano. Se tomaban decisiones: disminuir la producción de los viñedos para este año, negociando con los viticultores posibles reducciones de las compras para compartir el problema. Un año no para ganar, sino para mantenerse e intentar que las pérdidas no fueran demasiado elevadas.

Y cuando todas estas medidas estaban en marcha, sobre las viñas se han cebado fenómenos naturales adversos. En primer lugar, el mildiu, que ha arrasado los viñedos, algunos totalmente, especialmente los ecológicos y otros seriamente tocados por la enfermedad. Por cierto, el mildiu aunque siempre esté presente se le controla fácilmente, pero este año en 48 horas era capaz de atacar toda una viña sin dar tiempo a reaccionar.

Raïms atacats pel mildiu

Y la guinda ha sido esta semana con la tormenta de lluvia y granizo que ha atacado a los viñedos. Es cierto que el granizo suele estar muy localizado, pero las viñas que lo han recibido prácticamente ser han quedado sin uva. Lo dicho: annus horribilis, parafraseando a la reina de Gran Bretaña.